A ver, seamos honestos. Nadie se ha despertado jamĂĄs pensando: âhoy quiero escuchar algo bien cactusâ. Pero eso es porque aĂșn no te habĂas dado una vuelta por el misterioso y pinchudo universo donde las suculentas del desierto y la mĂșsica colisionan en un delirio creativo que ni los Flaming Lips podrĂan haber predicho. Y sĂ, hay mĂĄs en comĂșn entre una planta que almacena agua como si fuera oro lĂquido y un beat pegajoso que lo que jamĂĄs sospechaste.
Imagina que estĂĄs en el altiplano, rodeado de tierra, viento y un silencio que corta como navaja oxidada. De pronto, alguien levanta un tronco seco de cactus, lo gira lentamente⊠y empieza a sonar la lluvia. No, no te has comido un peyote aĂșn (eso viene despuĂ©s). Se trata del palo de lluvia, el abuelo hippie de los efectos sonoros, hecho con amor y espinas por culturas que sabĂan que hasta los cactus pueden tener flow. Lo que parecĂa un arbusto hostil es, en realidad, el primer beatmaker de la naturaleza.
Y ya que lo mencionamos⊠el peyote. El cactus mĂĄs famoso de la escena psicodĂ©lica ancestral. Este pequeño botĂłn sin espinas ha inspirado no solo visiones sino tambiĂ©n sonidos que trascienden lo terrenal. En las ceremonias de la Iglesia Nativa Americana, el peyote no se toma sin banda sonora: cĂĄnticos hipnĂłticos, tambores que parecen latidos cĂłsmicos y sonajas que te hacen cuestionar si realmente estĂĄs sentado en una tienda o bailando en el borde de la realidad. Y aquĂ no hay Spotify que valga, esto es mĂșsica con propĂłsito mĂstico y timbre ancestral.
Gracias a la magia de la tecnologĂa (y a unos cuantos nerds maravillosos), hoy puedes conectar un cactus a un dispositivo MIDI y hacer que âcompongaâ mĂșsica. SĂ, como lo oyes. Es lo mĂĄs cercano a una jam session entre Brian Eno y una planta de interior. Este fenĂłmeno se llama biodata sonification y convierte las fluctuaciones bioelĂ©ctricas del cactus en sonidos. Algunos lo llaman arte generativo, otros âla excusa perfecta para dejar de pagar mĂșsicosâ. Nosotros decimos: ÂĄponle un beat y que suene el Cactuswave!
PongĂĄmonos intensos un segundo. ÂżQuĂ© mejor sĂmbolo para una balada indie de corazones rotos que un cactus? Firme, solo, lleno de pinchos⊠pero con flores secretas que aparecen cuando menos lo esperas. El cactus ha inspirado mĂĄs metĂĄforas musicales que los amores no correspondidos. Desde riffs arenosos del desert rock, hasta baladas tipo âme dejaste como un saguaro en el asfaltoâ, su estĂ©tica dura y su espĂritu resistente han decorado portadas, letras y videoclips como si fueran el estilista personal de Josh Homme.
En resumen, el cactus no necesita cuerdas vocales para meterse en la banda sonora de nuestras vidas. Ya sea como instrumento, como musa ritual, como sintetizador vegetal o como imagen poĂ©tica de nuestra resiliencia emocional, estas plantas del desierto se han infiltrado en la mĂșsica por todos los poros (Âżo deberĂamos decir espinas?).
AsĂ que la prĂłxima vez que riegues tu suculenta favorita, no olvides susurrarle: âgracias por tu groove, mi reina del ĂĄrido sonoroâ. Y si un dĂa empieza a emitir beats⊠bueno, tĂș solo sĂguele el ritmo.
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by Borja Moskv