Un algoritmo materializa un pensamiento. Le da forma. Lo atrapa. De cierta manera, lo inmortaliza.
Es un pensamiento colapsado. Riguroso, decidido, inmutable.
Podríamos ponerlo a competir con el humano. y en algunas cosas sería mejor, en otras peor. Este no es su propósito.
Su propósito es ejecutar tal y como se ideo.